jueves, 28 de diciembre de 2017

Caminos de Veracruz 1 DIA1

Desde Platón Sánchez a Rancho cercano a Tenexco

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Platón Sánchez Veracruz

[Platón Sánchez es uno de los 212 municipios de la entidad de Veracruz México, y tiene su ubicación en la región Huasteca Alta del Estado. Sus coordenadas son 21°16′23.59″N 98°22′31.29″O y cuenta con una altura de 60 msnm. El clima de este municipio es cálido-extremoso, con una temperatura de 24,1 °C de media.]
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Jueves 28 de Diciembre de 2017

Dejé la camioneta frente a la casa de una familia que amablemente me indicó que allí podía dejarla, ya que había llovido y no pude subir una cuesta rumbo a la ruta que me disponía seguir.
Pasando el panteón a las afueras del poblado descubrí a la derecha la vereda que seguí brincando un pequeño arroyo.
3:43 p.m. Con mi mochila cargada con casita de campaña emprendí una cuesta muy bonita rodeada de vegetación. En pleno ascenso me encontré con una especie de escalinatas de piedra en plena selva, realmente muy interesante y agradable es caminar por esa angosta vereda.
7:42 p.m. Llegué a un ranchito que se encuentra entre Platón y cercano a Tenexco. Ya era hora de buscar un lugar para plantar a casita de campaña.
La familia que allí vive me concedió poner mi casita en su terreno en un lugar cercano a su casa.
En ese ranchito no hay luz eléctrica así que procuré ahorrar toda la energía posible en el celular y en la batería externa. Solo escuché un poco de música, leí hasta donde se pudo ver.
Ya caída la noche la sra. dueña me invitó un café. Yo le compartí de mi provisiones y aproveché para cenar.
Jornada corta, solo 4 horas caminando. Mañana un poco mas largo el trayecto. A dormir.

[FIN DEL DIA 1]

viernes, 3 de noviembre de 2017

Camino Real Mexicano

Camino Nuevo Laredo a Monterrey

3 de Noviembre del 2017

Recorrido de práctica, ruta de 12 km del plan de día 1 y una ruta alterna de 12.6 km.
Aprovechando que fue día libre decidí iniciar por la ruta alterna de 12.6 km ya que pasa por el panteón.
Me levanté tarde, me metí a bañar. Ví el reloj, casi las 10. Me puse doble calcetín, algo gruesos y acolchonados , camisa manga larga, después agarré la mochila ligera que solo cargaba 2 pañuelos y una botella de plástico con 2 litros de agua saborizada con el jugo de 2 limones. Me puse la gorra y a la salida de la casa agarré el palo de escoba más largo. Y es todo. A caminar.
Puse el celular en modo avión (para ahorrar pila), activé el GPS, inicié el programa E-Walk y cargué el recorrido nombrado como NLDMTY3 que indica la ruta a seguir.
Antes de entrar a la ruta caminé un kilómetro para tratar de comprar una bolsita de carnitas para llevar algo de comer. Pero es viernes no sábado y no estaban los vendedores.
Bueno, ni modo. De repente recordé que en el panteón era probable que aún estuvieran puestos de comida. Caminé unos 300 metros y me incorporé a la ruta planeada rumbo al panteón.
Es un tramo de 1 km por calles pavimentadas que nunca han sido de mi gusto personal, entonces a medio camino ví un senderito que serpenteaba entre el monte. “Pués qué puede pasar, ni modo que me pierda si aún estoy en la colonia” y lo seguí. Salí hacia una calle de tierra, mucho más aceptable que por donde iba. No me duró mucho el gusto, la calles de acceso al panteón también estaban pavimentadas.
A dos cuadras del panteón saludé a una señora que apenas ponía su pulguita de ropa, no ví nada interesante, me despedí y proseguí.
Toda la calle Camposanto estaba atiborrada de vehículos en ambos sentidos que batallaban para pasar. Había algunos puestos de comida, pero por el congestionamiento casi no podía ni acercarme a ellos. El primero vendía tacos de maíz y de harina de guisados preparados. No me convenció.
En seguida, en un puesto de comida casera, 3 mujeres sonrientes trataron de llevarme a su mesa, la verdad que sí se me antojaron las enchiladas, pero después de fijar la vista en la freidora llena de aceite ennegrecido, desistí. Ni modo, si hay que ayunar pues hay que ayunar.
En un puesto de cañas y dulces de todos tipos, compré una bolsita de cacahuates, no es muy buena comida pero en fin. Ya llegaba casi a la entrada del panteón. Y de repente escuché una bocina anunciando colitas de puerco a 25 pesitos. El amigo me escogió una gordita y grasosita.
Luego de una visita al panteón, seguí la calle Camposanto rumbo al poniente. 1.4 km de terracería hasta la primera vuelta a la izquierda.
Pero antes de eso y debido a que aún andaba por las últimas casas de la colonia me salió un perro ladrando pero el vecino lo calmó. Seguí adelante. Agarré la bolsita de la colita, ésta estaba ya casi sin carne y la corté en varias vértebras, para tener algo que echarle a los perros que me llegaran a salir.
Dí vuelta a la izquierda, el camino era de tierra, mucha tierra suelta, que hasta dunas se formaban dificultando el paso. Este tramo hacia el sur mide 2.3 km.
A medio camino escuché el ruido de un vehículo que venía aún lejos detrás de mí, yo ya estaba fuera de la mancha urbana y por tantas leyendas urbanas me puse un poco nervioso, ¿quiénes serán? ¿qué hago? ¿me meto en una de esas vereditas que van al monte y trato de esconderme?. Volteé y ví que era una “van” blanca con varias personas. Yo seguí caminando del lado izquierdo del camino. La “van” cada vez se acercaba más. Clavando el palo en la arena seguí si voltear atrás.
Escuché que se detuvo el vehículo a mi lado derecho. Una mujer gordita me preguntó:
------¿A dónde vas?
------Para allá, nada más caminando. Haciendo ejercicio.
------Ahh, bueno, pues, bay, qué estés bien.
------Gracias, igualmente hasta luego.
Ya estaba metiendo el cambio a primera cuando le pregunté.
------¿Y qué hay más para allá?
------Nada, monte. ------sonrió y puso marcha. Entonces pude ver que solo iban mujeres y aún así me ofrecieron “rait”. Bueno, me quedé pensando, si esto no es peregrinaje ni manda, sino conocer gente y lugares nuevos pues tal vez sí hubiera aceptado ir con ellas, pero… y si eran gancho o algo así, las leyendas urbanas seguían mortificándome… No mejor estuvo mejor continuar a pie.
Más adelante mis pensamientos se vieron interrumpidos por un gran can que de forma acelerada y ladrando corría hacia mí desde la casa de un rancho. Lo ví venir pero me confortó observar que entre él y yo se interponía el portón metálico del terreno.
De repente el perro tomó la posición de camaleón y se deslizó no sin dificultad por debajo. Me congelé de terror por un momento, pero reaccioné plantándome frente a él mostrándole el bordón y hablándole fuerte y con voz firme:
------¿Qué te pasa Nerón? Tranquilo….
El perro detuvo su carrera y me gruñía un poco desconcertado. Recordé los huesitos y le dije:
------¿Quieres un hueso? Espérame ahorita te lo doy. ------Le decía eso mientras que sin voltear buscaba con la mano izquierda la bolsita exterior de la mochila donde había puesto los restos de la colita de puerco, y que precisamente puse allí para rápido acceso. Pasaban los segundos, el perro gruñendo dando pasitos para delante y yo que no encontraba nada. Por fin moví la mochila al frente y pude sacar la bolsita de plástico. Se la mostré al “Nerón” haciéndola sonar para llamar su atención. Tomé una vértebra grande y con movimientos lentos se la arrojé hacia arriba. Cayó exactamente frente a él y sin mucho pensarlo la empezó a saborear.
Mientras tanto, emprendí la retirada caminando hacia atrás sin perderlo de vista, un perro ya venía también pero sin plan de ataque , me fui y ya no me siguieron.
Se acabó ese tramo hacia el sur, ahora tenía que virar a la derecha, hacia el poniente de nuevo, ví mi posición en la ruta preprogramada y seguí por una calle de tierra que tenía postes de energía eléctrica. Rápido me dí cuenta que por ahí no era la vuelta. La flechita de mi posición no coincidía exactamente con la línea de la ruta. El camino correcto debía ser un poco más delante.
Efectívamente, el camino era por una calle de tierra sólida, más angosta y con yerba en medio y monte tupido alrededor. Como a unos 50 metros divisé una pick-up con camper, detenida en medio del camino y con la tapa abierta. Otra vez los pensamientos de desconfianza ¿habrá peligro? ¿le sigo o busco una ruta alterna? Me detuve un momento observando. No tuve qué esperar mucho. Un hombre como de mi edad salió del monte cargando leña y llevándola a su camioneta.
------¡Buenos días!
------Qué hubo “Maik” ¿Qué hace?
------Caminando, haciendo ejercicio.
------¿Y para dónde vá?
------Para allá. Hasta la carretera.
------¿A poco? ¿A cuánta distancia está?
------Unos 12 kilómetros desde el kilómetro 10 de donde vengo.
Hizo una mueca de admiración. Le dije que iba con un poco de pendiente de no encontrar gente sospechosa. “Es muy raro”, me dijo y “no molestan a la gente como nosotros.”
“Bueno pués, ojalá…” (o sea “que así lo quiera Alá”, según sé que significa). Nos despedimos y lo dejé trabajando con su leña.

Unas casas en obra negra abandonadas aparecieron a los lados, imaginé la casita con su galería y su chimenea, llena de colores, piñatas y mesa con comida rodeada de gente feliz conviviendo alegres en un día de la coneja. Pero no… la imagen desapareció y en su lugar solo estaban unas desnudas y tristes paredes de block rodeadas de yerba crecida y matorrales de todo tipo.
El camino es muy bonito pero compuesto de tramos largos y rectos, recordé que no había traído nada para escuchar música, entonces me dí cuenta que el camino para nada es silencioso , desintoxicado del mundanal ruido pude apreciar los cantos de la aves, su bellos trinos, las aves se comunicaban entre sí en su lenguaje incomprensible para los humanos.
A 1.5 kilómetros de ese tramo la vereda empezó a curvear a la izquierda, alcancé a distinguir una cerca adelante, ningún portón a la vista, de hecho el camino no continuaba recto, sino que curveaba al sur. Seguí caminando en esa dirección. Saqué el celular y ví que esos pasos me alejaban del camino proyectado. Me regresé y llegué al punto antes de la vuelta, “en algún punto debía seguir el camino. Pues si lo ví en el Google Earth por allí debía estar”. Me metí entre la yerba llegué a la cerca y la seguí caminando al norte donde me indicaba la ruta, observando con cuidado del otro lado. ¡Eureka! metros más adelante pasando el cercado, un vereda, mas angosta, continuaba al poniente.
Pues no hay qué pensarlo mucho, metí el palo entre los alambre de púas y apoyándome de una posta resistente en la esquina empecé a ascender para brincarla. Pan comido. Alegre ví el camino ya más claro y empecé a caminar. Ya estaba de nuevo en la ruta planeada.
800 metros más adelante me encontré una cerca junto a un portón, utilizando sus travesaños como escalera pude escalarlo y pasar del otro lado fácilmente.
Pero solo caminé unos 10 metros cuando unos mujidos me hicieron detener. A mi izquierda ví un grupo de vacas y un toro negro en medio de la vereda. Pensé que si se me dejaran venir puedo intentar tirarme al suelo como lo ví en un video. Pero otra opción era sacarles la vuelta brincando un portón del terreno de la derecha, un cercado dividía ambos terrenos. Ese camino alterno solo llevaba hasta una pileta que les servía de abrevadero, así que me subí a una de sus paredes. La vacas y el toro se metieron al monte.
1 kilómetro más adelante, una cerca marcaba el límite del terreno. Misma operación, brinqué la cerca de púas sin novedad. Los caminos en curva en las esquinas del terreno son muy comunes en los ranchos para patrullar sus territorios y vigilar el estado de los cercados para que no escape el ganado, pero las huellas no indicaban ningún paso reciente de vehículos. Todo tranquilo.
Ese terreno solo medía 340 metros. Otra cerca así lo mostraba. Un brinco más sin problema. Tal vez una pequeña enganchada del pantalón pero sin consecuencias.
A mitad del camino de este rancho algo llamó mi atención, era una roca redonda de unos 2 kilos de peso, adornada por un sinfín de caracolitos , muestra clara que también estas tierras alguna vez fueron parte de un gran océano. Seguí caminando, pero solo unos pasos y decidido regresé por ella, la envolví en el pañuelo grande y la eché a la mochila. Pausa para tomar agua.
Hasta aquí el día seguía nublado, el sol asomaba solo en algunas ocasiones. En seguida pasé otros 2 tramos de 340 metros con su respectiva división. Estas 2 ya por fin tenían portones hechos con alambres de púas. Los abrí y los volví a cerrar, un tercer portón estaba tirado y así lo dejé.
En medio de esos tramos, en el rancho vecino ví a lo lejos una caseta negra con ventanillas en sus 4 lados, elevada por 4 patas. Supe lo que era, andaba en medio de un coto de caza. Afortunadamente las ventanillas estaban cerradas. De cualquier modo aceleré el paso.
El tramo poniente de 4 y medio kilómetros terminó con cerca sin portón, la ruta indicaba vuelta al norte y enseguida de nuevo hacia donde el sol se pone. Así que viendo las opciones era mejor pasar del otro lado de la cerca de una vez. Esta estuvo fácil. Me deslicé por debajo del alambre inferior aprovechando su separación respecto al suelo.
Levanté la mochila, me puse el pañuelo bajo la gorra y ya voy en el tramo norte, solo eran 300 metros. El sendero se iba estrechando y desapareciendo en medio de mucha yerba. Los últimos 30 metros estaban oscuros cubiertos de árboles y matorrales tupidos. La ruta indicaba que debería haber un camino a la izquierda y el GPS indicaba que mi posición estaba llegando al momento de dar vuelta. Pero por más que volteaba no veía sendero a la vista. Me preocupé pero seguí. Con el palo tanteaba el terreno, casi a oscuras y con el camino cubierto. Otra vez, ojalá no haya una serpiente por donde voy pasando. Por fin el GPS ordenaba vuelta ala izquierda. Dí vuelta aún por un camino cubierto, la veredita fue apareciendo poco a poco, así como la luz del día.
Recta final de 2 kilómetros hasta llegar a la carretera libramiento Mex-2. A medio camino por primera vez ví los tráilers y el ruido de la autopista. Concluído el tramo llegué a la cerca final del terreno, afortunadamente no hubo necesidad de brincarla pues había un portoncito que se podía abrir desenredando un alambre.
Mitad de la misión cumplida. He llegado a la autopista. Debió ser extraño ver a un caminante salir de entre el monte con mochila y bordón. Crucé la autopista de 4 carriles y llegué al punto donde continuaba el camino rumbo al poblado de nuevo Camarón. El portón que ví por satélite estaba allí, entreabierto invitándome a pasar. Así lo hice. La veredita, muy clara serpenteaba entre el monte, eso era para mí como un pedazo de pastel a la vista de un adicto al azúcar. Pero me resistí y dí media vuelta. Sentí como mi espíritu se salía de mi cuerpo y se empeñaba a seguir ese sendero. El plan era de sólo un día, debía regresar.
La recta final de 2 kilómetros era la misma de la ruta de regreso. Aparte de este tramo, el recorrido proyectado era diferente y más hacia el norte.
Observé mis huellas al desandar ese tramo. En el terreno de al lado había una torre de comunicaciones rodeada con un perímetro de bloques que mostraba huellas de haber sido bandalizada ya que se veía un gran boquete en una de sus paredes. Ese terreno tenía varias divisiones cercadas de modo que era mejor ir por el terreno sur.
Quedaba poco menos de un litro de agua. Comí unos cuántos cacahuates. Ví el reloj del celular, las 3 y minutos, el sol brillaba pleno. El celular emitió 2 pitidos ¡Oh, sorpresa! Solo quedaba como 12% de pila del celular y había aún mucho camino por recorrer. Creo que fue mala idea dejar encendido el GPS desde las 10 de la mañana registrando todo mi trayecto.
Como la ruta de retorno indicaba giro a la izquierda, me pasé al terreno norte pasándome por debajo de los alambre de púas. El camino norte era sencillo y limpio (a diferencia de la esquina oscura y tupida del terreno sur por donde había pasado de ida). Mide 400 metros.
Ahora había que pasar a través de una cerca de púas dirección noreste. Imposible pasar por debajo y los palos eran débiles como para brincar la cerca usando los alambres como escalones. Otra opción era pasar entre los alambres centrales. Apoyé el palo en el cuarto alambre levantándolo todo lo que pude y clavé el otro extremo en la tierra. Me quité mochila, gorra y hasta el celular y me dispuse a pasar entre los alambres bajando con mis manos el alambre 3. ¡Donde se suelte el palo me voy a dar una buena ensartada! “Sería mejor un palo con punta de orqueta para soportar el alambre con mayor seguridad”, pensé. Pero el palo no se zafó y pasé bien.
La diagonal de 750 metros fue agradable, pasé a un lado de vacas las cuales solo se quedaron viéndome sin molestar. Siguió un laberinto de portones color naranja sin candado, que solo había que abrir y volver a cerrar, de modo que para seguir el camino correcto tenía que usar el GPS.
Siguiente tramo de 1 kilómetro también en diagonal terminó en un portón de abrir y cerrar. En seguida 2.3 kilómetros al oriente. Fue todo lo que pude verificar porque el celular se apagó.
Me fui por el camino del terreno norte, pues el sur tenía cercas divisorias y en partes no se veía paso. El lado norte también tenía tramos difíciles donde el monte había invadido el camino. Usé el palo como de costumbre golpeando la yerba frente a mí y también fue muy útil para hacer a un lado los arbustos de espinas y poder pasar.
El tramo de 2.3 km terminaba en una cerca de alambre de púas muy reforzada. Del otro lado no había nada. Me subí a la cerca y trate de ver en los alrededores buscando el camino. Ninguno a la vista. Lo único que sabía es que debía seguir rumbo al oriente, pero ya sin celular desconocía dónde estaban los caminos.
Al llegar este tramo a su fin y sin veredas a la vista me encontré oficialmente perdido en medio del monte. Intenté varias veces encender el celular. Imposible.
Ok, vamos a seguir el manual: Conservar la calma. No hay problema estoy calmado. Un sorbo de agua. Buscar un lugar alto para ver los caminos existentes, pero en una planicie en donde estaba, sin colinas donde subir mejor pasar a otra opción.
Ubicarse. Mi dirección era rumbo al Este. Por lo tanto sé dónde está el norte y el sur. Decidí ir hacia el norte. A través de la cerca nunca ví ningún camino al Este. Caminé 750 metros y la vereda se fué cubriendo de yerba hasta desaparecer. Había una cerca al final con un portón de alambre muy bien sujeto. Sin veredas claras a la vista. Tenía la opción de regresarme o pasar la cerca y voltear al oriente entre el monte. No me agradó la idea de regresar.
Pasé entre la cerca y posta principal haciéndome flaquito. Luego pasé la mochila. Del otro lado una selva espesa me esperaba. Como a 50 metros al poniente ví una caseta de cazadores. ¡En la torre mi general! Espero que no sea temporada.
Pues a poner a trabajar al bordón. Caminando al lado de la cerca que acababa de pasar la yerba empezó a elevarse a medida que avanzaba, hubo tramos en que casi llegaba a mi tamaño. ¡A dónde me vine a meter!
Por más que veía adelante, todo era igual, allá más adelante el terreno subía, era una colina, tenía esperanza de que mi “camino” mejorara. En eso pensaba cuando escuché algo parecido a 2 disparos, algo lejanos, quiensabe. La situación se extendió por 500 metros mas, hasta que apareció un camino del lado sur y me pasé del otro lado. Un camino muy malo, irregular, con pozos, mucha yerba, pero transitable.
Como 400 metros más llegué a lo mas alto de la colina. Y una vista que me pareció maravillosa apareció de repente ante mis ojos. Solo era mi colonia, la civilización. Lástima, no fotos.
La bajadita fue mucho mejor, basura por todos lados. De repente escuché un vehículo muy cercano, pasó raudo del lado izquierdo. Debía haber una carretera cerca. (después descubrí que era el camino de la línea del gas). En un claro la ví. Dejé el mal camino y me pasé a esa calle de tierra. Amplia y en buen estado.
Lo siguiente fue rutina. Expedición concluida. Llegué a la 5:00 P.M.
Marcador final:
Rancheros enojados por pasar por sus propiedades: 0
Autos con gente de dudosas intenciones: 0
Perros bravos: 3
Nuevos conocidos: 2
Excursionistas felices: 1 (yo)

lunes, 6 de junio de 2016

El Camino de Santiago DIA 35

Desde Santa Mariña hasta Cee

Aldea de Santa Mariña, 42.5 km después de Santiago de Compostela
Albergue Santa Mariña
Lunes 6 de Junio del 2016
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Me levanté de madrugada a cambiarle la pila al celular para que se cargara también la de repuesto y me regresé a mi cama en la cómoda litera de madera junto a la ventana.

Frente a mí ví a la monjita morenita, que cuando la conocí me había parecido muy simpática, sonriente, bonita ¡hasta me parecía una virgen mexicana! Y sin dudarlo fuí hasta ella.
Al verme sonrió, extendió su mano y tomó la mía manteniéndola en un largo saludo. Yo empecé a decirle, casi reclamándole, por qué había permitido que la persona con la cual se tomó una foto, la tomara de la cintura, que me parecía una falta de respeto a una monja.
Ella no me contestó nada y con su otra mano atrajó mi cabeza recostándola sobre su pecho.
Al sentir la tela de su hábito desperté.
¡Vaya! si que llamó mi atención esa monjita que allá en la catedral de Santiago de Compostela pasó al púlpito a decir un mensaje en español.
Bueno pues, a seguir durmiendo o tal vez a seguir soñando.

El trío de muchachas peregrinas se levantaron a las 7 am como ayer me habían dicho y yo hice lo mismo.
Me metí a bañar, en ese baño precioso y privado.
Luego empecé a preparar todo para el camino de hoy.

Mientras me ponía las botas, las tocaba y las veía aún con incredulidad y ponía cara como la de Cantinflas en aquella escena de película cuando contemplaba a Miroslava dormida, sin anteojos y con el pelo suelto.

Me quedaban a la medida, aún con las calcetas mas gruesas puestas. Son cómodas, fuertes, resistentes, sin agujeros.
Mis dedos, si hablaran, me dirían lo felices que se sentían sin estar apretujados y doloridos con sus uñas oscuras de moretones.
Este es mi segundo día que amanezco con éstas, mis nuevas botas.

Como siempre, salí último, de ese bonito albergue, antiguo por fuera, moderno y funcional por dentro. Todo listo. Fuí al Bar y me despedí de la hospitalera cubana. Me deseó un buen camino.
El día claro, muy bonito, algo nublado, las aves revoloteaban escandalosas en el cielo.

  Empecé a caminar por la carretera buscando las señales del camino, debería haber una desviación a la derecha según lo marcaba el mapa.
Caminé exactamente 800 metros hasta que mejor decidí checar con el GPS. Efectivamente, me había pasado, con ayuda del GPS, me regresé hasta que llegué al entronque correcto.
Busqué la flecha ¡y nada! no la ví por ningún lado.
El camino por carretera secundaria, aburrida y de subida, pasando por ranchos ganaderos.
rumbo al siguiente poblado importante Olveiroa a 11.9 km de distancia.

   [ Embalse de agua cerca de Ponte Olveira.]
[ El Hórreo mas grande que uno se puede encontrar en el camino. ]
Al poco de iniciar este tramo, apareció la lluvia y me puse el impermeable. tomé pocas fotos pues apagué el celular.
LLegamos, otros peregrinos y yo a la esquina, donde hay un bar y albergue para estar un rato bajo techo, pues la lluvia se dejó caer fuerte.
revisé la mochila, algunas cosas se alcanzaron a mojar a pesar que casi todo traía dentro de bolsas de plástico.
Como la lluvia seguía, abandoné aquel refugio y seguí el camino por el acotamiento de una carretera grande por largos 1.7 km donde los vehículos pasaban muy de prisa aventando agua sin contemplación.

Por fin, vueltecita a la izquierda. La lluvia amainó y haciéndole casita al celular lo encendí y tomé fotos a un letrero grande sobre una barda con el nombre del pueblo.

Luego pasé por un albergue con un Hórreo.

[ sobre el pavimento, una placa con la imagen grabada del principal símbolo jacobeo: la concha (también conocida como "viera").]
Olveiroa. Es una aldeita muy bonita que pertenece a Dumbría.
Me salí del camino para ir a conocer su iglesia.
[ "El patrón es Santiago apostol y según se dice es muy antigua. Está rodeada de un pequeño cementerio. Hay sepulcros antiguos en el suelo y alrededor, y una parte más nueva con nichos. Éstos se construyeron con el fin de ahorrar espacio en los cementerios. Había algunos mucho más adornados y vistosos que otros. (Las familias con más dinero suelen tener los nichos más preparados.)"]
  [ en la foto. cisterna para recoger agua de lluvia, Olveiroa es un lugar donde llueve mucho casi todo el año. ]
La salida va por un paseo muy agradable rodeado de vegetación.
Que después se convirtió en una vereda que se internaba en el monte cada vez mas alto.
Fué una subidita muy agradable y bonita.
Bordeando un río rápido.
Cercano a los generadores eólicos.
Por caminitos entre la montaña, 3.6 km rumbo a un pueblito llamado "O Logoso".
Como a la mitad puse el GPS para verificar mi posición, eran las 12 pm. Iba bien.
La lluvia terminó.

12:30 pm, pasé por un puentecito ya cerca a "O Logoso".
 Al entrar a la aldea el camino de nuevo se transformó en un paseo adoquinado..
[ "O Logoso es una aldea situada en las laderas del monte Castelo en Galicia."]

A la salida había una Y griega, el camino de la derecha iba por la orilla del rio. Decidí que era hora de comer y me senté sobre una albarrada y allí me comí lo que traía para almorzar ese día. Un peregrino pasó por el camino donde yo estaba y le indiqué que el correcto era el de arriba, no me hizo caso.
[ en la foto: caballos refugiándose del sol bajo un hórreo.]

Guardé todo y retrocedí unos metros para retomar el camino que seguía ascendiendo la montaña y alejándose del río.
De rato me alcanzó el peregrino que minutos antes había seguido el camino equivocado.
¡buen camino!
A la 1:25 pm llegué a "Hospital A Coruña". Había un centro de información para peregrinos. Estaba cerrado. Le tomé fotos a un anuncio informativo del camino en el cual se indica el punto actual donde me encuentro ahora.

Seguí el camino.
Llegué a un entronque de carreteras donde se señalaban 2 opciones: ir primero a Finisterra o primero a Muxía.
Por la plática que tuvimos ayer en la cena supe que para obtener la "Muxiana" (diploma que acredita el camino a pie a Muxía), necesitaba un sello que se conseguía entre Finisterra y Muxía, luego entonces: debía ir primero a Finisterra tal y como lo marcaba mi mapa.

Al llegar a una glorieta estaba el mojón doble, me acerqué para tomar unas fotos. Un peregrino español de Irún se ofreció para tomarme una foto, le dije que no era necesario
   Y como éramos los únicos en esa ruta, nos fuimos platicando todos los 15 largos kilómetros a "Cee". Una flecha rápido nos sacó de la carretera (yo la descubrí y se lo dije al compañero peregrino).
[ "en dirección Fisterra, dejamos la carretera por la derecha para tomar una buena pista rodeada de un paisaje abierto de tojos, pinos y eucaliptos. Nos conduce hasta el crucero de Marco do Couto" ]
   [ Santuario de nuestra señora de las nieves.
"Ya casi a la vista del mar, en los montes de Buxantes, pertenecientes a la parroquia del mismo nombre, concello de Dumbría, el Camino a Fisterra llega al lugar de Figueiroa, campos solitarios en un hermoso y apacible lugar, A Fonte Santa, fuente milagrera y venerada desde tiempo ancestral, muy posible lugar de culto a divinidades femeninas del agua y la naturaleza, cristianizadas en el también venerado santuario de A Nosa Señora das Neves, construido en el siglo XV, presumiblemente sobre otro anterior, aunque totalmente romozado en las obras del año 1780, que son a las que se debe su traza actual."]

  Y allí descansamos como 10 minutos. Luego llegaron otros peregrinos y decidimos seguir el camino.
[ "Cee estuvo poblada en la antigüedad por los Nerios. Hacia el siglo XII fue una pequeña villa agrícola y en los tiempos actuales es el municipio más grande de la Costa da Morte con cerca de 8.000 habitantes."]
A las 4 con 20, de éste, el trigésimo quinto día de caminata, a mi izquierda, por primera vez pude ver el oceáno atlántico por medio de la bahía (o ría, como la gente nativa de aquí le dice).
¡Qué emoción! Ya estoy cada vez mas cerca del final de la tierra del mundo antiguo: Finisterra.

Vuelta a la derecha y seguimos caminando entre el bosque, de repente desaparecía la vista al mar.
Después del bosque agarramos carretera y luego un boulevard, encontramos en el camino el primer albergue pero habíamos decidido ir al de "Casa da Fonte" que según anunciaba en la guía era administrada por peregrinos.
Siguiendo mapa y anuncios llegamos a una escultura y allí en la esquina estaba el nombre del albergue. Entramos.
Un hombre jóven nos atendió y nos asignó cama, nos cobró 11 € a cada uno. (1 más a lo que indicaba la guía de albergues).
Le comenté: "ya le subieron 1 euro", pero se hizo el occiso y no dijo nada.
Nos ofreció una cena por 6 €. Aceptamos.

Después de colocarle sábana a la cama y funda a la almohada, salí a buscar una papelería. La encontré, una negra punto fino y dejé mi autógrafo en un papel donde me dijo la señorita que la probara.
Luego compré unos víveres (un paquete de 3 botecitos de calamares gallegos en salsa (pero de otra marca, no había los "Galicia"), mas un chocolate y unos chicharrones.
[ foto: Vista a la costa occidental gallega en Cee.]

Fuí a dar un paseo para ver los barquitos en el malecón, pero al cruzar una callecita me dí cuenta que ya no traía gorra (y la necesito mucho por el sol y por la lluvia, para que no caiga directo a la cara con el gorro del impermeable puesto), así que me regresé siguiendo mis pasos por las calles por donde pasé. Aquí nadie agarra nada ajeno, caminé como 10 cuadras hasta que la encontré.
De nuevo fuí al malecón, pero ahora por otras calles.
No sin dificultad volví al albergue.

De rato la hospitalera me llamó a cenar y me dijo dónde sentarme. Primero una ensalada diferente, muy rica. Luego una pasta que para mi gusto le faltó cocimiento (estaba un poco dura y además desabrida) nos dijeron que en salsa de tomate, la cual brillaba por su ausencia. Yo opté por echarla en una cajita de plástico con tapa, para mañana recocerla en el micro y como se dice: "con hambre todo es mas sabroso".
Mañana: Finisterre.

    [Anochecía,yo me acosté en la litera que me asignaron, esta vez en la cama de abajo, tenía el celular en mis manos y me puse a ver las fotos. No supe cuándo ni cómo pasó pero me quedé dormido, el celular quedó encendido. ]
 POSTDATA:
 Increíblemente apareció una foto que no recuerdo haber tomado al final de ese día, era oscura, sin sentido, probablemente yo mismo la tomé al dormirme y quedar el celular en mis manos y a un lado de mi cabeza. He aquí la foto:
A primera vista pensé que eran las cobijas o pliegues del sleeping bag, pero al darle luz a la imagen con un programa, pude observar algo que no encajaba con esa hipótesis.
¡Wooow! ¿Qué es esa extraña figura en forma de cúpula que aparece en la parte inferior de la foto?
Parece una torre de un castillo ¿Estaría soñando eso y de algún modo fué captada por la cámara?
No encuentro explicación.
[Fotografía del pensamiento captada el 6 de junio del 2016.]

[FIN DEL DIA 35]